Lo que tu cuenta bancaria no refleja, pero tu vida sí

Lo que tu cuenta bancaria no refleja, pero tu vida sí

“¿Y si ya tienes más de lo que crees?”

El salario, punto de partida (pero no el único)

Buscamos algo en común: una compensación económica justa. El salario es ese recurso que permite cubrir nuestras necesidades básicas y, naturalmente, todos deseamos que sea mayor. En muchos casos, incluso lo merecemos. Pero no podemos desconocer que factores como el mercado, el sector económico, las funciones desempeñadas, la experiencia o los conocimientos técnicos establecen límites para ese valor.

En Colombia, el Código Sustantivo del Trabajo contempla el salario como toda remuneración fija o variable que recibe un trabajador como pago directo por sus servicios prestados (Art. 127). Sin embargo, también existe el concepto de beneficios no salariales o extralegales, que muchas veces no se reflejan directamente en la cuenta bancaria, pero representan un valor enorme para el bienestar integral del trabajador.

Lo intangible también cuenta (y mucho)

Aunque el salario es el componente más visible de una relación laboral, no es el único que influye en tu bienestar ni en tu permanencia en una empresa. Existen beneficios silenciosos, que no aparecen en el recibo de pago, pero que hacen una gran diferencia en la vida diaria de los trabajadores.

Hablamos de situaciones como estas:

  • Poder trabajar desde casa cuando lo necesitas, sin temor a perder el día ni ser señalado.
  • Sentir que tu tiempo personal es respetado, con horarios razonables y fines de semana libres para ti y tu familia.
  • Tener tranquilidad emocional, porque sabes que la nómina llega a tiempo y sin excusas.
  • Recibir comprensión ante una incapacidad, sin la presión de demostrarlo de inmediato para evitar descuentos.
  • Pertenecer a un ambiente donde se valora el respeto mutuo, la colaboración y el trato digno.
  • Tener voz dentro del equipo, sentirte escuchado(a) y saber que tus ideas o necesidades pueden ser tenidas en cuenta.
  • Disfrutar de gestos que no están en el contrato, pero que suman, como celebraciones, reconocimientos o flexibilidad ocasional.

Estos elementos no son privilegios: son señales de una cultura organizacional consciente, que entiende que las personas no solo trabajan por dinero, sino también por estabilidad, respeto, armonía y sentido de pertenencia.

Y aunque muchas veces pasen desapercibidos, estos intangibles marcan la diferencia entre simplemente tener un empleo… o tener un lugar donde crecer.

¿Y si el problema no es solo el sueldo?

He visto personas renunciar, buscar traslados, o incluso generar conflictos solo por el deseo —válido— de aumentar su ingreso. No se trata de satanizar esa búsqueda. Querer crecer es legítimo. Pero también he visto personas que renuncian a un lugar donde tenían múltiples beneficios intangibles, para terminar haciendo más por menos… o con menos garantías.

¿Vale la pena irse si no valoramos lo que ya tenemos? ¿Sabemos realmente lo que implica conseguir algo “mejor”?

Muchos creen que su valor se mide por los ceros a la derecha. Pero el mercado no paga la autoestima ni el esfuerzo; paga por resultados, por competencias, por diferenciales. Y salir a buscar nuevas oportunidades sin preparación, sin referencias sólidas o sin haber dado lo mejor en donde estás, puede ser un arma de doble filo.

Mi experiencia en JLV: más que una nómina

En lo personal, defiendo mucho a JLV por lo que representa como empresa. Nunca ha fallado en el pago de la nómina. De hecho, la prioriza incluso sobre su operación técnica. Y sí, sabemos que eso debería ser lo normal, pero en empresas pequeñas o medianas no siempre lo es.

En JLV:

  • Todos están vinculados legalmente, con sus respectivas afiliación a seguridad social y prestaciones.
  • Hay flexibilidad para elegir horarios, con base en las responsabilidades.
  • Se asumen incapacidades de buena fe, sin generar descuentos automáticos.
  • Se han tenido gestos pequeños y grandes con colaboradores y equipos.

Sé que hay quienes se han ido por mejores condiciones (y ojalá las consigan), pero también he visto quienes terminan haciendo más con menos o, incluso, deseando volver.

No escribo esto para glorificar una empresa. Escribo para recordar que toda empresa tiene sus luces y sombras. Que en un lugar la dificultad puede llamarse “María”, y en otro, “José”. Que un beneficio puede llamarse “bono” en un lado y “confianza” en otro. Pero que el respeto, la empatía y el cumplimiento deberían ser la base en cualquier lado.

Lealtad y compromiso: valores en vía de extinción

Escucho con frecuencia: “Nadie es indispensable”, y es cierto. Pero también es cierto que la lealtad, el compromiso y el profesionalismo no se reemplazan fácilmente. Cuando una empresa encuentra una persona confiable, dedicada y ética, ha encontrado un verdadero activo.

La retribución que una empresa merece de su equipo no es solo la ejecución de una tarea, sino la excelencia, la disposición a aprender, la voluntad de aportar. Y eso empieza en cada quien. Si quieres más ceros en tu cuenta, necesitas más conocimientos, más impacto, más resultados. El salario sigue al valor. El valor no se exige, se construye.

Reflexión final: ¿qué estás haciendo hoy por ti?

En estos días leí algo que me marcó: “La abundancia atrae abundancia. La escasez atrae escasez. La queja atrae más problemas.” Y me pregunto:

¿Estás trabajando hoy por tu futuro?

¿Estás siendo parte de la solución o del problema?

¿Estás educándote para ser la mejor versión de ti mismo?

Hoy, con acceso a un celular e internet, tienes miles de cursos y herramientas a tu alcance. No necesitas esperar a que te capaciten. Puedes crecer tú mismo. Puedes empezar hoy.

Aprende. Aporta. Pregunta. Mejora. Sé leal, no por quedarte donde estás, sino por ser coherente con quien eres. Haz que tu trabajo hable por ti. Que si algún día alguien llama a pedir referencias, digan sin dudar:“Es una persona excelente, comprometida y proactiva. La recomendamos sin reservas.”

Y ojalá —por qué no— ni siquiera tengas que irte. Ojalá crezcas, florezcas, y te jubiles donde estás. Con más beneficios, más paz, y más propósito

2 comentarios en “Lo que tu cuenta bancaria no refleja, pero tu vida sí”

    1. Gracias Alicia por tu comentario. Me gustaria saber un poco más de tu opinión sobre el tema o de pronto un tema que pueda tenerlo en cuenta en próximos articulos

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